Buenas de nuevo lectores.
En la entrada de hoy, analizaré y
compararé algunos de los modelos educativos más destacables del mundo con el
modelo educativo español, dando mi aportación personal al respecto.
El debate que ha surgido en clase
se ha orientado en torno a dos principales posturas: ¿El sistema educativo de
Finlandia o de Corea del Sur? Como siempre para opinar al respecto debemos
conocer los principales rasgos que caracterizan a cada uno.
Corea del Sur
Corea del Sur era uno de los
países más pobres del mundo desde mediados del siglo XX y como resultado del impacto
de la invasión japonesa y la Guerra de Corea entre norte y sur, con un PIB per
cápita por debajo de Corea del Norte. No obstante, las últimas décadas del
siglo la trayectoria cambia: experimentó un crecimiento económico sostenido en
términos del PIB (como vemos en el gráfico de a continuación obtenido de El País).
Evolución
del PIB de Corea del Sur (PPA) de 1990 a 2008 en dólares
Fuente: Angus Maddison
Corea del Sur basaba su economía en
la agricultura conteniendo el 45,7% de la población activa y logró formar, a
partir de los setenta, una economía especializada en el sector tecnológico,
siguiendo el ejemplo de Japón. En dos décadas la agricultura pasaría a
representar sólo un 11,6% de la población activa.
¿Cuál es el motivo de esta
exitosa trayectoria? Lo cierto es que el país centró su crecimiento en la
especialización en sectores de alto valor añadido, lo que requería mano de obra
con un perfil muy cualificado, dada la situación de superpoblación en una zona
con pocos recursos naturales. De esta manera, y gracias a la cultura de
sacrificio, individual y colectivo inherente a este país, la educación conformó
la pieza clave en el crecimiento sostenido de Corea del Sur.
Su sistema educativo es muy
estricto y riguroso, conformando el capital humano más competitivo del mundo.
Sus alumnos invierten más de 12 horas al día y acuden más de siete veces a la
semana a la escuela. Muchos de ellos, aparte de acudir a la escuela, contratan
una academia privada para no quedarse atrás e intentar ser los mejores de su
promoción. Existen incluso algunas escuelas no mixtas para evitar descentrarse
de los estudios.
Toda esta presión y cultura del
sacrificio como hemos dicho es impuesta por sus padres y por la propia cultura
surcoreana: el éxito no es una cuestión de talento, sino de trabajo duro.
Además, en este sistema las clases se dirigen a una gran cantidad de alumnos.
Finlandia
Los finlandeses conocieron el
asfalto en la década de 1920. Hasta principios del siglo XX, lo que conocían
era básicamente la pobreza.
Mientras que en 1909 en la ciudad
brasileña de Sao Paulo se construía la primera vía asfaltada, en Finlandia predominaba
una economía agraria y sus primeros 14 km de autopista no se inaugurarían hasta
1963. El “milagro finlandés” comienza en
la década de los 70, de la mano de un conjunto de políticas educativas y
sociales que conformaron uno de los modelos con mayor excelencia en educación
pública en el mundo. Finlandia transformó un sistema educativo mediocre e ineficaz
en una incubadora de talentos (no es el caso de Corea del Sur) que encabezó
rankings mundiales de desempeño estudiantil y apalancó el nacimiento de una
economía sofisticada y altamente industrializada.
Este sistema se basa en la igualdad de oportunidades, caracterizado por ser exigente, pero al mismo tiempo flexible. El recetario finlandés incluye reducir el número de horas de clase y limitar al mínimo los deberes de casa y las pruebas escolares. Fomenta el talento y el aprendizaje basado en la experiencia, promoviendo múltiples actividades extracurriculares, que se realizan en la misma localidad. Además existe una fuerte homogeneidad de los centros: todos ellos ofrecen la mejor calidad en la enseñanza.
El mejor entre los exitosos: ¿Corea del Sur o Finlandia?
Si analizamos las características de ambos países con respecto a su nivel educativo, nos encontramos con dos modelos punteros en educación pero desde dos perspectivas: uno fomenta el sacrificio y el trabajo duro como vía para lograr el éxito académico y la cualificación, se centra en el fin; el otro fomenta el talento, la igualdad de oportunidades y de partida, la equidad y el aprendizaje basado en la experiencia sin someter a los alumnos a un tiempo excesivo al estudio, se centra en el proceso educativo.
Ambos logran un éxito considerable en términos de capital humano. No obstante, se sabe que en Corea del Sur los estudiante son considerablemente infelices: Corea encabeza desde hace años la lista que clasifica a los países OCDE según su porcentaje de suicidios, siendo la primera causa de muerte en edades comprendidas entre los 10 y los 39 años. Los inadecuados resultados académicos parecen ser los causantes de gran parte de estos casos (el 53% de los jóvenes con ideas suicidas confesaron éste como el principal motivo).
¿De qué sirve ser competitivo en capital humano y en educación si sus propios ciudadanos ven mermado su bienestar con este sistema? Competitivo, pero ¿a qué precio? Es por ello, por lo que considero que debemos abogar por un modelo educativo que garantice el aprendizaje óptimo como es el de Finlandia: generaremos un aprendizaje de mejor calidad si durante el resto del día pueden pasar tiempo haciendo otro tipo de cosas, favoreciendo que el tiempo que se pasa en la escuela sea eficiente.
Además, el sistema finlandés es mucho más redistributivo, pues es un sistema público no solo respaldado por políticas educativas, sino por políticas sociales. En Corea del Sur, no todo el mundo podrá permitirse pagar academias privadas que les permitan estar al nivel del resto de alumnos, lo que implica que esa tasa de suicidios está sesgada a las clases bajas.
Post muy interesante Sara ! gracias por darnos a conocer otros modelos educativos e invitarnos a la reflexión
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