Buenas lectores.
En este post trataré de explicar
cómo identificar conflictos en el aula y qué medidas podemos tomar para tratar
el conflicto, y lograr resolverlo, minimizando y, a poder ser, desactivar sus
consecuencias.
Muchas veces el conflicto separa,
no por el conflicto en sí, sino por la forma en la que tratamos el conflicto.
El punto de partida es que hemos sido socializados en un punto de vista
negativa del conflicto, ya que está condicionando nuestra visión del mundo. Y lo cierto es que es algo inevitable
y siempre va a estar presente en mayor o menor medida. La cuestión que debe
responder la educación es cómo encararlo.
Así lo analiza la Investigación
de Xesús Jares, coordinada en Galicia llamada “CONFLICTO Y CONVIVENCIA EN LOS
CENTROS EDUCATIVOS” que es un estudio donde se intenta analizar 4 grandes
apartados: cómo percibimos el conflicto en nuestro centro, el estado de la
convivencia, el tema de la violencia en los centros y estrategias de
intervención para mejorar la convivencia de los centros educativos. Es
realizado en secundaria obligatoria en todo Galicia con una muestra de 113
centros, donde han respondido a 1130 profesores de secundaria obligatoria y 11.003
alumnos. Estos centros quedan clasificados o estratificados en centros urbanos
grandes, semiurbanos y centros de unidades pequeñas.
Es necesario que en los propios
claustros se debata, se discuta y se confronte, sin tener que dar esa
connotación negativa al propio conflicto. Si queremos educar en el conflicto
primero hay que solucionar esta percepción por parte de los docentes.
Esto implica que no solo tengo
que centrar la labor docente en transmitir los contenidos de la materia que
impartimos como docentes sino también saber crear un ambiente social agradable
de grupo basado en la cooperación y buena interacción social entre los propios
alumnos como con el propio docente. No solo facilita aspectos académicos, sino
que “crear grupo” facilita la propia resolución y gestión del conflicto
derivada de esa buena interacción social e integración de los alumnos, aunque
eso no evite el conflicto (como hemos dicho, es inevitable).
Para ello, debemos hacer sentir a
los profesores y alumnos pertenecientes al propio centro. En palabras de Paul
Freire “Educar es un acto de amor, educar significa afecto, educar significa
aprender con el otro y desde y para el otro”.
Para educar hay que no tolerar
ciertos comportamientos, pero en función de cómo transmitamos el por qué el
resultado es muy distinto, focalizando la actitud personal y no el comportamiento.
Además es importante el esfuerzo del docente en las dinámicas de grupos, el
debate, juegos cooperativos (donde no hay perdedores, no hay competitividad).
Finalmente, para poder resolver
conflictos necesitamos introducir la idea de disciplina democrática en contra
de la disciplina tradicional: debemos buscar confianza, autoestima, el cultivo
de las relaciones interpersonales y la empatía y debemos evitar el miedo, la
exclusión. Para abordar el conflicto, debemos focalizarlo en el propio
comportamiento problemático, no en la persona (evitando las “expresiones
asesinas”).
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